
CARISMA Y ESPIRITUALIDAD
HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA
Nuestra Familia Religiosa no es fruto de un plan humano, sino obra de Dios y por ello la Iglesia lo ha reconocido con la aprobación pontificia, y a partir de ahí durante más de 154 años de fundación, no hemos cesado de propagar la devoción, el honor, imitación y Culto de la Sagrada Familia como propuesta a las familias cristianas (ayudar a la sociedad domestica a alcanzar los fines del sacramento del Matrimonio) para vivir el evangelio de Jesucristo y formar hogares a imagen de la trinidad terrena como el Padre Fundador lo quería. Y cómo medio efectivo lo hacemos procurando la formación cristiana de las familias, principalmente, desde la educación católica en valores humanos y cristianos de la niñez y la juventud y por el ministerio sacerdotal, según el don fundacional de nuestro instituto y las normas de la Iglesia.
Por consiguiente, nosotros Hijos de la Sagrada Familia, somos testigos y apóstoles del misterio de Nazaret. Nuestro trato diario es con Jesús, María y José por medio de la comunión de vida, oración y acción, para reproducir en nuestras comunidades y obras apostólicas la vida familiar de Nazaret.
En efecto, nuestra consagración religiosa nos une estrechamente e íntimamente a la Iglesia Universal, en comunión con el Papa a quien le rendimos obediencia y amor, juntamente con los obispos, a los que estamos dispuestos a colaborar en su ministerio de pastores y a enriquecer sus diócesis con nuestro Carisma Nazareno-Familiar.